El clima después del Crecimiento: Por qué los movimientos sociales debemos abrazar la economía post-crecimiento y la resiliencia comunitaria
Acaba de publicarse un nuevo informe realizado por la Red Internacional de Transición y el Post Carbon Institute, titulado: El clima después del crecimiento: Porqué los movimientos sociales debemos abrazar la economía post-crecimiento y la resiliencia comunitaria
«La creencia casi omnipresente de nuestros funcionarios electos es que afrontar la crisis climática solo puede venir después de garantizar el crecimiento económico. Esta es una gran equivocación, tanto porque subestima la gravedad de la crisis climática, como porque presupone que la vieja economía «normal» de crecimiento continuo exponencial puede ser revivida. No se puede.
De hecho, hemos entrado en una era de los «nuevos normales», no sólo en la economía, sino también en nuestros sistemas de energéticos y climáticos. Las implicaciones que esto implica son profundas:
La Nueva Normalidad Energética
La era de los combustibles fósiles baratos ha terminado, lo que lleva a la industria a recurrir a los recursos de combustibles fósiles extremos (arenas bituminosas, montañas de extracción minera del carbón, el gas de esquisto o fracking y el petróleo en aguas profundas) para satisfacer la demanda. Por desgracia, estos recursos conllevan enormes costos ambientales y económicos, y en la mayoría de los casos proporcionan energía de menor eficiencia para la sociedad. Además, sus costes de producción son mucho más altos, creando un efecto de arrastre sobre la economía dependiente de estos recursos. Como resultado, tenemos los altos precios de la energía y la contracción económica con sus crisis asociadas.
La Nueva Normalidad Climática
La estabilidad del clima es ya cosa del pasado. Como los fenómenos meteorológicos extremos crecen en intensidad y frecuencia, las comunidades están adoptando cada vez más las estrategias que desarrollan resistencia contra estas crisis climáticas. Al mismo tiempo, tenemos que tomar medidas drásticas si queremos evitar aumentar la temperatura global más de 2 ° C por encima de los niveles pre-industriales. Según Kevin Anderson, del Centro Tyndall, esto requeriría una reducción del 10 % en las emisiones de CO2 por año, a partir de ahora una tasa tan importante que sólo puede lograrse a través de reducciones drásticas en el consumo de energía del norte global.
La Nueva Normalidad económica
Hemos llegado al final del crecimiento económico como lo hemos conocido hasta ahora.
A pesar de las intervenciones sin precedentes por parte de los bancos centrales y los gobiernos, la llamada recuperación económica en los EE.UU. y Europa ha sido anémica y no ha beneficiado a la mayoría de los ciudadanos, aumentando gravemente las desigualdades. El debate entre el estímulo y la austeridad es una mera distracción, dado que no aborda los factores que explican el final del crecimiento económico, el fin de la era del petróleo barato, las enormes montañas de deuda existentes, los impactos económicos decrecientes de las nuevas tecnologías y los costos crecientes de los impactos del cambio climático.
Estos cambios fundamentales en nuestros sistemas energéticos, climáticos y económicos requieren estrategias sin precedentes. Sin embargo, esta nueva realidad sigue siendo en gran parte desconocida. Mientras que el enfoque predominante de nuestros líderes se mantiene en volver a los días de fuerte crecimiento económico, no existirán políticas nacionales o internacionales del clima promulgadas para hacer lo que se requiere: recortar el uso de combustibles fósiles de forma espectacular.
En respuesta a cada uno de estos nuevos sistemas energéticos, climáticos y económicos se requerirá una estrategia común: la reconstrucción de resiliencia comunitaria. El aumento de la resiliencia de nuestras comunidades mejorará la capacidad para navegar las crisis energéticas, climáticas y económicas del siglo 21. Y puede servir como el fundamento de toda una nueva economía, una economía compuesta por personas y comunidades que se desarrollan dentro de los límites reales de nuestro hermoso pero finito planeta.
Afortunadamente, las innovaciones que construyen resiliencia comunitaria están apareciendo por todas partes, y en muchas formas: producción local cooperativa de energías renovables, sistemas sostenibles de producción local de alimentos, nuevos modelos de negocio y trabajo que fomentan la cooperación y el intercambio, monedas complementarias, grupos de transición, decrecimiento, cooperativas integrales, ecoaldeas, barrios sostenibles, etc. Y aunque aún su impacto es relativamente pequeño e inherentemente local, estos proyectos se están extendiendo rápidamente y creando a nuestro alrededor, ya, ahora, efectos claramente tangibles.
El crecimiento de estos movimientos de resistencia comunitaria, tanto a escala nacional como mundial, requerirá todo el apoyo y la participación de la comunidad ecologista y los movimientos sociales. Necesitamos fortalecer la capacidad de los grupos – grandes y pequeños- para facilitar esta labor; apoyar el crecimiento de una red global de aprendizaje, y permitir a las inversiones locales fluir hacia empresas y proyectos locales que fomenten la resiliencia de la comunidad.
Al hacer de la resiliencia comunitaria una prioridad, los movimientos sociales pueden ofrecer una alternativa real al «crecimiento a toda costa». Y es que tomar el control de nuestras necesidades básicas a nivel local tiene múltiples beneficios. El fortalecimiento de la resiliencia comunitaria puede crear nuevas empresas sociales, con el aumento significativo de trabajo, y el aumento del bienestar aun cuando el PIB decae inevitablemente. Puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia de los combustibles fósiles, mientras que frena a las desigualdades sociales y económicas. Y puede reforzar la cohesión social necesaria para resistir periodos de crisis.
Por su cuenta, los proyectos de reconstrucción de resiliencia comunitaria no pueden superar todas las crisis de medio ambiente, energía, economía y los desafíos de equidad social que enfrentamos. Eso requerirá de una coordinación en todas las escalas: global, nacional, regional, comunitaria, empresarial, barrio, hogar y los esfuerzos individuales. Pero el movimiento de resistencia de la comunidad puede ayudar a crear las condiciones para lo que hoy es «políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable».
Cómo los movimientos sociambientales respondan a los riesgos y oportunidades de la nueva normalidad energética, climática y económica será clave en su éxito, y en el destino de la humanidad.
*Aquí podéis leer el informe completo en inglés: El clima después del crecimiento: Porqué los movimientos sociales debemos abrazar la economía post-crecimiento y la resiliencia comunitaria