Ecología profunda – Escoger la vida
El siguiente artículo es un fragmento del libro de ecología profunda «Volver a la Vida» de Joanna Macy. Experta en Ecología Profunda y una de las fundadoras de la Ecofilosofía y de la Ecopsicología Joanna Macy ha trabajo durante mas de treinta años ayudando a transformar la desesperación y la apatía frente a la crisis ecológica y social, en una acción constructiva y colaborativa, revelándonos una nueva visión del mundo que nos libera de los prejuicios y actitudes que amenazan la vida sobre la tierra.
Más información sobre Joanna Macy en: www.joannamacy.net
Más información sobre el curso de ecología profunda del «Trabajo que Reconecta» de Joanan Macy que organiza Transición Sostenible los dias 29, 30 de Junio y 1 de Julio del 2012, aquí.
Elegir La Vida
Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la
vida, para que vivas tú y tu descendencia (Deut. 30, 19)
VIVIMOS EN UN TIEMPO EXTRAORDINARIO SOBRE LA FAZ DE LA TIERRA.
Poseemos más desarrollo técnico y conocimiento del que nuestros ancestros pudieron
haber soñado. Nuestros telescopios nos permiten ver a través del tiempo lo comienzos
del universo; nuestros microscopios abren los códigos principales de la vida orgánica;
nuestros satélites revelan patrones climáticos globales y los comportamientos ocultos de
naciones remotas. ¿Quién hubiera imaginado tal abundancia de información y poder,
incluso un siglo atrás?
Al mismo tiempo somos testigos de la destrucción de la vida a una magnitud que
ninguna generación pasada, en base a la historia documentada, se enfrentó. Ciertamente
nuestros ancestros conocieron la guerra, las plagas y la hambruna; civilizaciones
enteras, como la fenicia y la Roma imperial, se hundieron cuando cortaron sus árboles
para fabricar barcos de guerra y convirtieron sus tierras en desiertos. Pero ahora no sólo
es un bosque aquí y unas tierras arables y zonas pesqueras por allá; hoy en día especies
enteras, culturas y ecosistemas a nivel global mueren, incluso el plancton productor de
oxígeno que habita los mares.
Quizá los científicos tratan de comunicarnos lo que está en juego cuando
quemamos las selvas lluviosas y combustibles fósiles, cuando vertemos contaminantes
tóxicos al aire, el suelo y el mar, y cuando usamos químicos que devoran la capa de
ozono protectora de nuestro planeta. Pero sus advertencias son difíciles de escuchar,
pues la nuestra es una Sociedad de Crecimiento Industrial* (SCI) en la que la economía
depende de un consumo interminable de los recursos. Para mantener sus motores de
crecimiento, la Tierra es proveedora y basurero a la vez. El cuerpo del planeta no sólo es
extirpado y transformado en bienes comerciales, sino que también sirve de “coladera”
para los subproductos venenosos de nuestras industrias.** Si sentimos de alguna manera
que el tiempo se acelera, estamos en lo cierto—ya que la lógica de la SCI es
exponencial, demandando no solo “crecimiento,” sino una creciente tasa de crecimiento.
Al igual que Alicia en el tablero de ajedrez de la Reina Loca, debemos correr siempre
más rápido para mantenernos en el mismo lugar. ¿Qué es lo que les espera a nuestros
hijos? ¿Qué quedará para aquellos que están por venir? Estamos demasiado ocupados
para pensar en ello. Tratamos de cerrar nuestras mentes a los escenarios de pesadilla, del
deseo y la guerra en un mundo devastado y contaminado.
Hemos llegado hasta este punto. Hemos sobrevivido muchas dificultades y
evolucionado a través de diversas aventuras en nuestro viaje planetario y aún hay tantas
promesas por desarrollarse—pero es posible perderlo todo. A medida que la intrincada
red de sistemas naturales se deshace, es posible que hundamos todo. Las palabras de
Yahvé a Moisés cobran un significado literal: “He puesto ante vosotros la vida y la
muerte, por lo tanto, escoge la vida.”
La Elección de un Mundo Sostentible
Es posible elegir la vida. A pesar de graves predicciones, todavía podemos actuar para
asegurar un mundo en el que se pueda vivir. Es crucial saber que podemos satisfacer
nuestras necesidades sin destruir nuestro sistema de soporte vital. Existe el su vida, una economía global en continua expansión está destruyendo lentamente a su huésped—el conocimiento técnico y los medios de comunicación para hacerlo. Hay la inteligencia y los recursos para producir suficiente comida, asegurar aire puro y agua limpia y generar la energía requerida utilizando el poder del sol, el viento y la biomasa. Si tenemos la
voluntad, tendremos los medios para controlar la población humana, para desmantelar
armas y evitar guerras y para dar a todos una voz democrática de auto-gestión.***
Elegir la vida significa construir una sociedad que sustenta la vida. “Una
sociedad sustentable es aquella que satisface sus necesidades sin poner en juego las
posibilidades de las generaciones futuras,” de acuerdo a Lester Brown del World Watch
Institute. En contraste con la Sociedad de Crecimiento Industrial, una sociedad que
sustenta la vida opera dentro de la “capacidad de carga” de su sistema de soporte vital a
nivel regional y planetario, tanto en los recursos que consume como en los desechos que
produce.
Elegir la vida en este tiempo planetario es una aventura formidable. Tal como lo
están descubriendo personas de todos países y formas de vida, está aventura requiere de
mayor valentía y solidaridad que cualquier campaña militar. Desde estudiantes de
escuelas preparatorias que regeneran arroyos para que el salmón se reproduzca hasta
vecinos que crean huertas comunales en lotes disponibles de la ciudad, desde activistas
que retrasan la tala de árboles hasta que los estudios de impacto ambiental se han
realizado hasta los ingenieros en energía eólica que llevan su tecnología a regiones con
escasez de energía. Innumerables grupos se organizan, aprenden y actúan.
Puede que ésta actividad humana multifacética en favor de la vida no obtenga
los titulares de los noticieros, pero será lo más valioso para nuestra descendencia.
Pues si habrá un mundo para aquellos que vienen después de nosotros, será por que hemos
llevado a cabo una transición de la Sociedad de Crecimiento Industrial a una sociedad
que sustenta la vida. Cuando la gente del futuro mire este momento histórico, verán
quizás con más claridad de lo que podemos ver ahora, cuan revolucionario es nuestro
tiempo. Tal vez lo denominen el tiempo del Gran Giro.
Ellos, nuestros descendientes, lo verán como algo que marcó una época.
Mientras que la revolución agrícola duró siglos y la revolución industrial tomó
generaciones, está revolución ecológica tiene que ocurrir en cuestión de pocos años.
Tiene también que ser de mayor alcance, involucrando no sólo la economía política,
sino también los hábitos y valores que la promueven.
El Gran Giro
Tomemos prestada la perspectiva de futuras generaciones para contemplar como el
Gran Giro está adquiriendo relevancia hoy en día a través de las decisiones de
innumerables grupos e individuos. Podemos ver lo que está sucediendo en tres áreas o
dimensiones que se refuerzan mutuamente y ocurren simultáneamente. Éstas son: 1)
acciones para disminuir el daño causado a la Tierra y sus seres; 2) análisis y creación de
estructuras alternativas; y 3) un cambio fundamental de cosmovisión y valores. Muchos
de nosotros estamos comprometidos con las tres áreas, ya que cada una es necesaria
para la creación de una civilización sustentable.
* Estamos en deuda con el ecofilósofo Noruego Sigmund Kwaloy por haber acuñado éste término.
** “Justo como un cáncer en continuo crecimiento que eventualmente destruye los sistemas que sostienen ecosistema Terrestre. Lester Brown. State of the World, 1998.
*** John Madslien, The Purchasing Power of Peace, 2009: Se gastan 2.4 trillones de dólares americanos a
nivel mundial en la industria militar, de acuerdo al Índice Global de Paz. En base al Reporte de las Naciones Unidas El Estado del Desarrollo Humano, 1998, se requerirían $15 billones de dólares americanos para proporcionar servicios sanitarios y educación básica para todos en los países del mundo
en vías de desarrollo.
Aquí podéis descargar el libro de ecología profunda «Volver a la Vida» de Joanna Macy.